jueves, 19 de diciembre de 2013

cuando te quedes dormido en las puertas del vació podrás soñar desnudo sobre la conciencia del que te conoce, y cuando respires podrás ser llevado por su fría mano, hacia el lugar entre la belleza y el mal

el infierno
En una noche demasiado clara, trasnochando me encuentro.
El viento envejecido es el ámbito de los cuervos, que lentamente mecen sus alas, donde acechan a los peces envueltos en petróleo
en el horizonte remoto, rocas grises se miran en silencio, en vigilia; y los cables de los postes zumban cortando la polución
La luna verde plata, resplandece opuesta a la cruz del sur, donde descansa crucificado Poseidón, con sus ojos cerrados
Mis sentimientos se tuercen en el negro, engendrando el sentimiento impuro, que ilumina los desperdicios
 se ven las venas de la noche palpitando
En la noche nítida velo en soledad, me queda poco tiempo de vida, ya que no siento mi aliento, que esta congelándose
yo no sé si veré el amanecer, tendré que despedirme de mi perro para que se vaya a salvo, solo me quedara conversar con el frío, en este desierto emocional
En el vasto dominio se ven piedras apiladas, y sobre ellas, ventanas entreabiertas, donde el vacío reina, donde se escuchan calladas voces profesando la muerte, entonando una antigua plegaria, donde se puede sentir al aire tan seco, tan esencial, tan inerte; y donde me lleva una mano…
Luzbel se da vuelta, empieza a darme latigazos, eternamente…

Sopa semántica
Mi cuchara gris
te ves tan fría esta noche
tu inerte alma no lo sabía, tu sencilla esencia perdurará en este invierno pendiente
Solitaria olla, el efusivo fuego te hará arder
como solías soñar antes de que te comprara
Ingenuo fósforo, tu silencio se acabara
hasta que calles, en un basurero
El silencioso fuego danza bajo mi olla, y espontáneamente comienza a hervir el agua.
Comienzo a desnudar palabras, verbos, adjetivos, sustantivos, y números; el significante quedara para el final
Las voy echando al azar, sin ninguna receta, para que el fuego sea el cocinero, y pueda recitar un verso, en una plegaria en esta noche solitaria.  
 

El viento y una rosa
Entonando el viento una curiosidad, porque tiene misterio, porque no entiende por qué es tan sumisa frente a el
Su vestido compuesto de pétalos rojos, su tallo cortante y su lenguaje disimulado; hace preguntarle al viento como la rosa puede ser tan discreta, y de donde vendrá su capacidad de ocultarse
El viento quisiera tener manos para quitar sus pétalos, quisiera ver que se oculta dentro de su atuendo, quisiera conversar con su corazón
El viento nunca había sido tan melancólico, a causa de un símbolo concebido por el hombre; el viento quisiera tener alma para entender tal tesoro, quisiera responder por qué será tan deliciosa
Entona el viento una plegaria por que tiene miedo, su fantasía es un delirio; una flor, un pensamiento solitario.
Hasta que la rosa le dice: “puedo ser un símbolo, puedo ser una fuente de inspiración, pero puedo ser tan sumisa, frente a ti”
El viento ha entumido al amanecer entre en sus pétalos
 Un perfume invernal, melodioso, en su prójimo
 puede dormir sin morir, sacando tus pétalos, uno a uno, atravesando el umbral de la existencia, con sus manos sangrando, acariciando su tallo afilado

Viaje hacia mi alma
Mis manos laten frías, y mi barco comienza a avanzar
Mi pasión se abrevia en un timón
Y no puedo dejar de ver, dejar de ver el bosquejo en mi pañuelo, que dirección seguir
“estamos todos sometidos, sometidos a nuestra esencia, y el secreto su origen está enterrado en el mar“
Las olas pasan calladas hacia tierra firme, me recuerdan a ella
En dirección hacia el sur va el hombre, y se comienzan a ver a los astros relucientes tiñendo la atmósfera
el silencio se propaga como el viento helado, el cual susurra, susurra lentamente
y me dice al oído: “al llegar la noche lo sabrás, lo serás, lo vivirás y la veras
solo tienes que aprender a olvidarte, olvidarte de tu naturaleza humana, de sus pasiones banales y de su fe arcaica, y esta noche serás feliz” dice la brisa
después de varias horas de espera expectante, ya no hay viento que lo empuje, solo se ve a las elegantes estrellas, las cuales permanecen emocionante mente quietas
y al fin se deja ver, alta y tímida, y me dice al oído “ahora puedes tocarme y no olvides nunca, nunca, que tus lagrimas son mías” 

Ahora uno Erótico...
El reflejo sobre el piano
Ya atardeciendo Howard leía perdidamente sobre el sofá, sus ojos castaño claro, cansados, no querían pestañear, su delicada atención bebía las frases adornadas de exuberante placer antiguo, leía al marques sentado con sus piernas largas cruzadas sobre un suave cojín purpura; como sus escondidos deseos, no sabía del desierto emocional, no creía en los pasajes de libros demasiado largos y hastiadores.
Teñía con sus semillas de té al agua tibia, y el azúcar creaba sensuales figuras en la superficie serena de su tasa, y su suave rostro pálido se templaba con tal húmedo suceso.
En la habitación contigua yacía su hermana Elizabeth, dormía casi eternamente, nadie sospecharía qué semejantes dulces sueños moraban en su letargo, sus manos apretaban la almohada compulsivamente, y en sus cansados párpados sin maquillar se concebía al tiempo tan paulatino; sus blancos senos, tensos, rozaban contra las sabanas húmedas.
El libro cae despreciado sobre el suelo de caoba, Howard se levanta, se dirige hacia otro rincón de la habitación, nadie sospecharía sus intenciones, pero sus pasos pausados delatan su intuición insaciable, se sienta al piano, como un fantasma; sus dedos fornidos comienzan a coquetear con las teclas, melodías melosas surgen de la caja del piano.
El frio de la noche entraba por la ventana, por donde Howard dócilmente descubría a la luna como si fuera por primera vez, con sus dedos acariciando sus labios pretendía cantar una melodía, pero que ya había olvidado, en ese instante puro de interpretaciones, irrumpe sobre el frígido silencio Elizabeth y le dice:
A quién querías despertar con tal estridente música?
Qué intención armoniosa tienes, si no sabes tocar el piano? solo estas ensuciando el aire con tu efímero talento, por qué mejor no vendes ese piano?
Howard mira el vacío y no encuentra la palabra adecuada para tal circunstancia, su fina mejilla cae con su fino cuello.
Y le dice:
No sabes cuanta intención tienen estas notas, cuanta fragilidad su melodía, etc…(y mientras se volteaba, discrepando con su hermana, sus ojos se ensuciaban lentamente, mientras veía sus senos húmedos, trasluciéndose sobre su atuendo de seda, mientras ella lo injuriaba)
Y  mientras su hermana le respondía encolerizada, Howard emergía de su entendimiento, y afirmándose a la silla comienza a temblar y mientras más temblaba, su hermana mas se enojaba.
Cuanto más te calles será mejor para mí- le dijo Elizabeth- tus dedos son inútiles para el piano, me despiertas todas las noches, etc…(y mientras ella lo injuriaba él se arrastraba sobre el asiento, para que no viera su falo al cual era difícil de disimular y ocultar)
Sus pezones mojados, su mano dispuesta a arañarlo, el viento que violentamente tibio subía por sus piernas, donde podía ver más allá de su vestido nocturno, eran su deleite prohibido.
Progresivamente Elizabeth se aceraba a él, encolerizada sin darse cuenta su atuendo se revolvía, y el sufría como no podía ocultar su honestidad; su seno izquierdo bruscamente cae sin que se diera cuenta, y su transpiración cada vez mas mostraba su voluptuosa silueta que se acercaba súbitamente.    
Ahora dentro de la boca del desaventurado Howard se desasía su lengua, al igual que su templanza, no podía seguir disimulando frente a esa imagen borrosa de su voluptuosa adolecente hermana, y se arrodilla frente a ella suplicándole que se detenga, para que pueda disimular con más éxito su falo cada vez más largo, y mientras ella seguía, el no podía evitar acercarse lentamente por la corta distancia que los separaba,
Howard se para extenuado y la abraza, acaricia su pelo y le dice:
Hermana cuantas noches te he fastidiado, pero soy tu hermano mayor y me merezco tu furia, etc.…(y mientras le mentía disimulando, no puede evitar bajar su mano por su transpirada larga espalda, y mientras veía sus sabrosos glúteos comienza a lloriquear, sus ojos se ponen blancos, su sudor abundante y frio, y cae, cae al suelo, el soplo de su vida era plenamente escaso, y cae con la boca abierta, y su falo apuntando hacia el alto techo de la habitación).
La brisa templada entraba por la ventana, el aura belicosa de la habitación ya había cesado, y el corazón de Howard ya yacía sereno, la inocente Elizabeth permanecía tan deslumbrada, en el suelo tumbado yacía su hermano con los brazos abiertos y su falo tan tenso como una quimera que su hermana conociera solo en sus deseos íntimos, sus manos tersas, no querían tocar a tal nítido promontorio, pero su curiosidad la convencía de que algo desconocido e intrigante estaba escondido próximo a ella, sus manos trémulas desatan su pantalón, su expresión facial era profundamente ingenua. Y su entrepierna tan dócil comenzaba a suavizarse.
Sus manos por primera vez exploraban un falo, ella no sabía nada de su idoneidad, sus ambas manos descubrían su glande, tan rojo, tan suave, sus labios conquistaban su flexible piel, tan dulce, rodeada de carnosas venas, y su vagina goteaba un humus acaramelado y pegajoso, su mano derecha recorre los bellos de los músculos de su pecho, mientras se preguntaba por qué sentía algo mojado y tibio cuando mamaba su duro escroto, su mano izquierda acariciaba sus frondosos labios, sus dedos trémulos ultrajaban su concavidad irritada de tanto agrado, su profunda fuente rozada de colores temerosos, su clítoris se conducía hacia su órgano viril, hasta restregarse con su suave acaramelado falo.
Howard, empieza a despertar paulatinamente, su voz no se distingue entre los gemidos de ella, su hermana sigue su travesía por sus secretos parajes, sin darse cuenta. Howard levanta la vista, la ve desnuda masturbándose privada de desconsuelo, emborrachándose de tanta esperma, y cae muerto, desconsolado.
Elizabeth siente al cuerpo de su hermano frio, frio como la noche que ya se marcha hacia el olvido, agarra el cuchillo de su abuela y se quita la vida, ahora el arma blanca yace entre los dos cuerpos de los adolecentes, que se miran a sus ojos sin expresión, y llega la primera luz, luz celeste a embellecer sus carnes pálidas, confundidas por tanta inocencia.  

El ángel de mis sueños
En mis sueños habita rezando
Agonizando gozoso sobre una roca
Recordando el amor una hermafrodita
En un paraíso desolado
Mi ángel Rojo,
En mis manos yace acumulada
el Agua Bendita, antigua y cristalina
donde puedo ver una dimensión que poco conozco:
El ojo Rojo del Niño de la Luz

En su templanza quisiera de encontrar
Quisiera evocar
El lugar para robar su corazón
Ya que no sé como morir cantando en el destino
Orando, Desnudo, como envejece un santo

En la noche dime la verdad
Porque la necesito para poseer su vigilia
Y conversar con Dios es
Trasnochar con mis manos frías clavadas en La Cruz,
La promesa del Profeta de Rojo.
Y le digo:
“El pecado de unos labios sin besar
El reflejo en el agua sin mar
El suspiro de un poeta sin cautivar,
Me hacen acordarme de acordarme de una Fabula”

Monólogo al Fenómeno
Fenómeno: antes de soñar en ti  
Sufriste sobre el principio de la era
Y cuando peregrinabas por mis sentimientos
Huías por la intimidad del tiempo
¿Por qué no despiertas una vez más
y das vida a esa obstinación tan poderosa
que hará caer nieve sobre Orión?
Ya que mi inspiración permanecerá ciega
Hasta que tú le des el misterio
Yo se que serás feliz hurtando su luz
que te conoce tanto como a nadie mas
ya que eres análogo a la interpretación del universo
“el suspiro musical”
Y eventualmente existiré en tu sombra
el lugar donde podremos volver a mirarnos
escuchando tus eternas canciones.

OVNI
Viajero estelar, eres el soberano del misterio, oculto en el corazón del universo, te veo claramente en mis pesadillas, ya que antojas peregrinar en mis sueños, y cuando despierto corro la Cortina para buscarte en la noche.
Entre las estrellas pienso que viajas y quisiera preguntarte si hay amor allá arriba. Déjame llamarte si conociera tu nombre escondido en algún hoyo negro y ciego.
Ya no sueño con tener alas, seria en vano para seguirte.
Quisiera que me lleves hacia el vacio, ya que acá no tengo amigos.
Cuándo me puedes dejar pilotear tu nave, para contarte cuantas estrellas he podido contar?. Y espero que puedas confiar en mí para que me susurres lentamente el significado del universo indómito, y aburrido, para ti.

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHO...